Tentado por un cartel que promete «comida casera», un hombre entra a un bar, se sienta y pide una hamburguesa con papas fritas y una gaseosa.
Al rato, el mozo regresa con su pedido. El parroquiano comienza a comerse la hamburguesa, pero al segundo bocado encuentra un largo pelo emergiendo de entre la carne picada. Llama al mozo y le dice:
Al rato, el mozo regresa con su pedido. El parroquiano comienza a comerse la hamburguesa, pero al segundo bocado encuentra un largo pelo emergiendo de entre la carne picada. Llama al mozo y le dice:
- Esta hamburguesa tiene pelos. ¿Me la cambia, por favor?
- Mire, si quiere se la cambio, pero va a ser lo mismo...
- ¿Cómo que va a ser lo mismo? ¿Se puede saber por qué?
- Venga, acompáñeme...
El mozo lleva al cliente detrás del mostrador, a donde está la cocina. Allí ve al cocinero aplastando carne picada con su axila, hasta que toma la forma de una hamburguesa.
Horrorizado, el cliente exclama:
Horrorizado, el cliente exclama:
- ¡Pero esto es asqueroso!
- ¿Eso le parece asqueroso? Entonces, no quiera saber cómo hace las rosquitas...