El enviado de Naciones
Unidas para Siria, Kofi Annan, anunció que renunciará a ese cargo a fines de
este mes, tras criticar duramente el fracaso y la falta de apoyo de las
potencias mundiales para lograr una posición común que permita terminar con el
baño de sangre en el país árabe.
"Sin una presión
internacional resuelta y unida" dijo Annan en una improvisada rueda de
prensa en la ciudad suiza de Ginebra, "me es imposible, como lo sería para
cualquier otra persona, forzar al gobierno sirio y a la oposición a dar los
pasos necesarios para iniciar un proceso político", explicó.
Visiblemente conmovido,
el diplomático ghanés citó la "evidente falta de unidad" dentro del
Consejo de Seguridad de la ONU y el hecho de que el conflicto de ya casi 17
meses sea llevado adelante con recursos cada vez más bélicos como las razones
para que le "fuera imposible" ejercer con éxito su mandato.
En Siria, el gobierno expresó su
"pesar" por la renuncia mediante un comunicado de la Cancillería,
mientras que la oposición, que siempre objetó la misión de Annan, dijo que el
alejamiento del ex enviado muestra el fracaso de las gestiones de paz
internacionales y que el país se encamina a la guerra civil total.
"Mientras la
población siria exige desesperadamente hechos, en el Consejo de Seguridad
continúan culpándose mutuamente", criticó Annan, que había asumido ese
cargo en febrero de 2011, según informó la agencia de noticias Europa Press.
Durante el período en que
Annan fue enviado especial para el prolongado conflicto, Estados Unidos y sus
aliados europeos no lograron imponer su criterio y se encontraron con una
fuerte cortapisa en China y Rusia, que rechazan tajantemente la más mínima
posibilidad de intervención extranjera en el país árabe.
A diferencia de las
potencias occidentales, que consideran al gobierno sirio principal responsable
de la crisis y piden su renuncia, Beijing y Moscú tienen fuertes
cuestionamientos hacia la oposición armada y no quieren una repetición en Siria
de la campaña militar lanzada el año pasado por la OTAN en Libia.
Para Annan, ex secretario
general de la ONU, este enfrentamiento entre los miembros del Consejo de
Seguridad, integrado por 15 miembros y bajo la presidencia actual de Francia-
se tradujo en "falta de apoyo" y en la consecuente imposibilidad de
realizar la misión que el mismo organismo le encomendó.
Como prolongación de este
enfrentamiento, el gobierno de Estados Unidos culpó hoy a Beijing y Moscú de la
sorpresiva renuncia de Annan, la que -según dijo el portavoz de la Casa Blanca,
Jay Carney- "pone de relieve el fracaso chino y ruso para apoyar
resoluciones" contra el presidente sirio Bashar Al Assad.
Con estas palabras, el
portavoz aludió a las tres ocasiones en que estas naciones bloquearon
resoluciones de condena al gobierno en Damasco, presentadas ante el Consejo de
Seguridad de la ONU y apoyadas por Estados Unidos y otras potencias
occidentales.
Desde Moscú, en tanto, el
embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, lamentó la decisión de Annan.
"Entendemos que ésta
es su decisión", dijo y aseguró, citado por la agencia de noticias
Interfax, que su país siempre apoyó "de manera apasionada los esfuerzos de
Annan".
El diplomático ruso
agregó que al ghanés "aún le queda un mes" por lo que espera que
"ese tiempo sea aprovechado de la manera más efectiva en esas difíciles
condiciones para lograr el objetivo del arreglo político en Siria".
Annan había visitado
recientemente Moscú, donde recibió el claro apoyo del presidente ruso, Vladimir
Putin, que defendió el plan de paz del mediador como "la única posibilidad"
de detener el baño de sangre que en 17 meses costó la vida a entre 10 mil y 20
mil personas, según estimaciones de la ONU y de opositores sirios.
Al mismo tiempo, Rusia criticó que Annan
centrara todas sus gestiones en persuadir a Al Assad para que retire el
armamento pesado de las ciudades, pero no llamar al cese de la violencia y al
diálogo a la oposición armada.
El Kremlin aboga por
prolongar la misión de la ONU en el país árabe y por darle mayores facultades
políticas para negociar sobre el terreno la retirada de Ejército y los rebeldes
de las ciudades.
En Siria, en tanto,
insurgentes atacaron este jueves un aeropuerto militar ubicado unos 30
kilómetros al noroeste de la de Alepo, cuyo control podría ser clave para los
combates que se libran en ese ciudad, la mayor del país, desde hace 13 días,
informó el grupo opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.