La Presidenta utilizó ayer su
cuenta de Twitter para volver a celebrar el ingreso de Venezuela al Mercosur.
“Fortalece a la región en su conjunto.
Yo personalmente sé que millones de argentinos y millones de americanos del Sur están contentos con este ingreso.
No tenemos veleidades, digamos, de dirigir el mundo ni mucho menos, pero sí tenemos la decisión de incluir a millones de compatriotas”, dijo @CFKArgentina.
Yo personalmente sé que millones de argentinos y millones de americanos del Sur están contentos con este ingreso.
No tenemos veleidades, digamos, de dirigir el mundo ni mucho menos, pero sí tenemos la decisión de incluir a millones de compatriotas”, dijo @CFKArgentina.
Alfredo Zaiat: uno más
Venezuela es la cuarta
potencia de América del Sur. Tiene una población de 30 millones de personas. En
2011, el PBI fue de 342 mil millones de dólares, que implica un Producto per
cápita de 11.400 dólares, uno de los más altos de la región. En ese mismo año,
el saldo comercial positivo sumó 46 mil millones de dólares, obtenido
fundamentalmente por las exportaciones de petróleo. Con los recursos de la Faja
del Orinoco, es el país con las mayores reservas de hidrocarburos líquidos
pesados y extra pesados probadas del mundo. Durante casi seis años distintos
bloqueos en los Congresos de Brasil, Uruguay y Paraguay impidieron concretar el
ingreso de Venezuela al Mercosur. El último bastión de resistencia era el
Senado de Paraguay. El golpe parlamentario contra el presidente de Paraguay
Fernando Lugo derivó en la suspensión de los guaraníes del bloque y terminó así
facilitando la incorporación de Venezuela.
El nuevo socio en el
Mercosur muestra que el bloque no está agonizando, como postulan en expresión
de deseo los sectores conservadores que amplifican cualquier diferencia
comercial entre los socios. Por el contrario, la incorporación de Venezuela es
uno de los hechos más relevantes desde la constitución de esa unión. En muchas
ocasiones algunas decisiones político-económicas no adquieren en su momento la
justa importancia por contaminación cortoplacista, pero el transcurso del
tiempo pone en perspectiva medidas que terminan cambiando el desarrollo de los
acontecimientos. Es necesario remontarse 27 años y analizar el recorrido
transitado desde el abrazo de los presidentes de Argentina y Brasil, Raúl
Alfonsín y José Sarney, en Foz de Iguazú, el 30 de noviembre de 1985,
suscribiendo el acuerdo de integración de ambos países. Fue el primer paso para
la creación posterior del Mercosur, con la firma del Tratado de Asunción el 26
de marzo de 1991. Este proceso dinámico invita a evaluar que las puertas que se
abren con vocación de integración regional son mucho más atractivas que las que
invitan a países en forma individual a ingresar en acuerdos de libre comercio
con potencias económicas.
¿ACASO NO EMOCIONA ESTA HERMANDAD? |
Los economistas Alejandro
Robba, Agustín D’Attellis y Emiliano Colombo elaboraron un ilustrativo informe
sobre los cambios que tendrá el Mercosur con el ingreso de Venezuela. El PBI en
dólares del bloque se incrementa en 11 por ciento con la suma de Venezuela
llevando el valor total del PBI-Mercosur desde los 2,96 hasta 3,28 billones de
dólares. La población total del Mercosur ascendía a unas 245 millones de
personas y ahora con Venezuela pasa a totalizar 275 millones de personas. Es
decir que el país caribeño aporta un 12 por ciento más de personas, tres veces
la población de Paraguay y Uruguay juntos. El volumen del comercio exterior del
Mercosur en los últimos años viene creciendo a una tasa promedio del 20 por
ciento anual, con exportaciones totales subiendo el 28 por ciento en 2011
respecto de 2010, y 232 por ciento en relación a 2003. Las importaciones por su
parte ascendieron 23,6 por ciento en 2011 respecto del año anterior y 383 por
ciento desde 2003. Venezuela, en tanto, ampliaría el tamaño de las
exportaciones del Mercosur en un 20 por ciento (92.000 millones de dólares),
por encima del aporte en términos de PBI (11 por ciento). La estructura de las
exportaciones venezolanas está dominada casi en forma excluyente de petróleo,
al absorber el 95 por ciento de las totales. Las importaciones de Venezuela se
expandieron a una tasa del 20 por ciento en 2011 al representar 46.000 millones
de dólares, representando el 12 por ciento de todas las importaciones del
Mercosur.
“La oportunidad de
comercio para los países se acrecienta notablemente, ya que Venezuela se ubica
como el tercer mercado por tamaño de importancia en el Mercosur”, afirman
Robba, D’Attellis y Colombo.
La relevancia de la suma
de Venezuela sólo puede ser ignorada por los mismos que minimizaron el acuerdo
inicial de integración Argentina-Brasil. Desde entonces, el Mercosur, con
tensiones, diferencias y cooperación, ha adquirido un papel destacado en el
nuevo mapa de la economía mundial. La incorporación de Venezuela tiene la misma
importancia histórica de la Declaración de Foz de Iguazú, que dejó atrás las
rivalidades para pasar a transitar un marco de confianza y colaboración entre
las dos economías más grandes de América latina.
En un mundo donde las
potencias económicas conviven con descalabros financieros, estancamiento,
default sociolaboral, restricciones de derechos de trabajadores y jubilados, y
pérdida de legitimidad política de gobiernos sometidos a instrumentar ajustes
recesivos, la ampliación del Mercosur es un avance sustancial para enfrentar
con mejores herramientas el nuevo escenario global.
La ortodoxia rechaza esa
posibilidad no sólo porque están subordinados a los intereses de Estados Unidos
que combaten a Hugo Chávez. Lo hace fundamentalmente por una cuestión
conceptual que postula la integración pasiva a la economía mundial. Sostiene
que las economías nacionales son segmentos del mercado mundial, el cual
determina la asignación de los recursos, la distribución del ingreso y la
posición de cada una de ellas en la división internacional del trabajo, en las
corrientes financieras, en las cadenas transnacionales de valor y en la
creación y gestión del progreso técnico. De allí deriva la propuesta de
política económica basada en la apertura incondicional al mercado mundial, la
especialización en la exportación de materias primas, la reducción del Estado a
la mínima expresión y el abandono de toda pretensión de construir proyectos
nacionales de desarrollo.
Las contribuciones de
Raúl Prebisch desde la Cepal fueron esenciales en la construcción de una nueva
visión de la problemática latinoamericana en la década del ’50 y ’60. Prebisch
escribió en Capitalismo periférico, crisis y transformación que “si las
perspectivas de los centros no son auspiciosas para el intercambio con la
periferia, ¿por qué seguir desperdiciando el considerable potencial del
comercio recíproco? ¿Es razonable seguir insistiendo en una liberalización del
intercambio con los centros cuando apenas hemos logrado liberalizar tímidamente
el intercambio entre países de la periferia?”.
El bloque regional tiene
problemas y debilidades, tuvo conflictos y especulaciones, y los seguirá
teniendo. Pese a esas restricciones, el Mercosur, es una herramienta poderosa
de América latina para disputar en un mundo abierto, globalizado, dominado por
bloques económicos regionales. Esto no significa que no haya desafíos complejos
por delante. La incorporación de Venezuela alterará la actual dinámica de
funcionamiento del Mercosur donde dos grandes (Argentina y Brasil) discuten con
intensidad sus temas bilaterales de comercio, mientras los dos hermanos menores
(Uruguay y Paraguay) son espectadores de esa contienda. Aparecerá ahora un
tercero en discordia que no es tan grande pero tampoco tan pequeño, y que tiene
un poder nada despreciable al contar con un recurso preciado y estratégico como
el petróleo. Las negociaciones serán distintas. Si bien Argentina y Brasil
seguirán teniendo un peso relevante en la estructura de poder en Latinoamérica,
ya no será tan cerrada y pasará a ser necesariamente un poco más flexible y,
por lo tanto, dará aún mayor vitalidad al más importante bloque de integración
regional.
Fuente: Diario Página 12