jueves, agosto 09, 2012

Papel Prensa, Dictadura y antisemitismo - Papier journal, la dictature et l'antisémitisme


Quiero que sepa que no puede vender Papel Prensa ni a judíos ni a extranjeros”, le advirtió Pedro Martínez Segovia, primo de José Alfredo Martínez de Hoz, a Lidia Papaleo –viuda de Dudi Graiver–, poco antes de ser despojada de las acciones de la empresa, secuestro y torturas mediante, en beneficio de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, los mismos que silenciaron el genocidio.

A Eduardo Saiegh, con los mismos argumentos antisemitas, la dictadura cívico-militar le robó un banco, como bien describe el periodista Hugo Muleiro en su nota. Fue el entonces juez español Baltasar Garzón quien tomó el caso de Saiegh para dictar, en 1997, la captura internacional de Videla y su cría, cuando la noche oscura de la impunidad regía en la Argentina. “Hizo notar –Garzón en aquella histórica resolución– que personas de origen judío fueron ‘especialmente objeto de depredación’ durante el régimen”, recuerda Muleiro.
El caso Saiegh recién pudo investigarse en la Argentina a partir de 2009. La causa 1875/09 quedó caratulada “Martínez de Hoz, José Alfredo; Reynal, Alejandro; y Reynal William sobre Delito de Lesa Humanidad”. Recayó en el juzgado de Daniel Rafecas, que la delegó a la fiscalía de Carlos Rívolo. Pero dos años después, la Sala I de la Cámara Federal apartó a ambos del expediente por “un accionar discrecional” y “una irrazonable e injustificada tardanza” que le reprochó, puntualmente, al fiscal Rívolo. El 14 de julio de 2011, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con el firma del abogado Gastón Chillier, había elevado al juez una carta expresándole la “preocupación” de la entidad por el dictamen de Rívolo, de fecha 27 de junio: “Llama la atención el tiempo transcurrido desde el momento en que el Señor Fiscal tomó conocimiento de la denuncia y el dictamen de desistimiento realizado (…) Por otra parte, queremos expresar nuestra inquietud por los términos utilizados por el funcionario en su resolución para justificar el no sostenimiento de la acción. 
El Señor Fiscal utiliza expresiones como ‘es sabido que el único plan sistemático de la dictadura consistía en aniquilar la subversión tal y como expresamente lo reconoció, lenguaje sembrado y heredado además del gobierno antecesor cuando creó la desgraciadamente famosa fuerza paramilitar conocida como la Triple A’ (…) Esta manifestación –a juicio del CELS– significa un fuerte retroceso (…) A su vez, preocupan sus términos en relación con la persecución particular sufrida por personas de origen judío. A esta altura, no existe duda respecto de que la condición de judío empeoraba las condiciones de cautiverio en los Centros Clandestinos de Detención y Tortura”. 




Tras la decisión de los camaristas, el caso Saiegh fue tomado por el juez Norberto Oyarbide y el fiscal Germán Moldes, a quienes la DAIA, a través de una carta de su presidente, Aldo Donzis, le manifestó su “profundo interés” porque sean investigados “los aspectos profundamente antisemitas” de la dictadura.
Es justo aclarar que ni el CELS ni la DAIA cargaron entonces las tintas contra el juez Rafecas. El enojo fue con el fiscal.
        
Roberto Caballero. diario Tiempo Argentino

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