miércoles, julio 04, 2012

¿Este Siglo es el comienzo de algo nuevo? - Est-ce siècle est le début de quelque chose de nouveau?

Tercer Milenio: ¿inicio de 
un nuevo ciclo mundial? 

Al comienzo del siglo XXI se vislumbraron en América Latina nuevos gobiernos que terminarían concretando una reorientación general de las posturas tanto hacia el interior como hacia el exterior de sus políticas. Estos cambios son conocidos como el “giro hacia la izquierda” que llevó la generalidad del continente. Este se refiere a las posturas más populistas o izquierdistas que tomaron predominio, siendo encabezada por el “socialismo del Siglo XXI” enunciado por el presidente venezolano, Hugo Chávez.

Una de las motivaciones por la cual se intenta explicar este fenómeno es la sucesiva ola de crisis económicas financieras que ocurrieron en el contexto latinoamericano hacia finales de los noventas: México, Brasil y Argentina. A esto se le deberá sumar, como consecuencia de los números negativos en las diferentes cuentas estatales, la reacción en contra al modelo neoliberal (como también su agotamiento) y la emergencia de la región en el sistema internacional aumentando cada vez más su participación y peso en las decisiones en los organismos multilaterales.

El concepto de “giro a la izquierda”, que posee una gran diversidad bibliográfica, refleja una nueva visión para los pueblos latinoamericanos, una nueva esperanza para una nueva independencia. La entrada al siglo XXI trajo una reestructuración de las reglas del subsistema latinoamericano, pero eso no necesariamente se ve reflejado en otros subsistemas, o, directamente, en el Sistema Internacional. Pero lo que sí podemos afirmar es que, hacia el final de la primera década, se han efectuado grandes cambios en el orden internacional o se han consolidado esos cambios que se venían gestando desde el final de la guerra fría.

Ya habiéndose trabajado los cambios en la región latinoamericana, habría que preguntarse, entonces, qué cambios hubo en otras regiones.

Puede que los cambios más importantes que se hayan dado fueron los que han sucedido y todavía están en proceso en el norte africano, en el marco de la primavera árabe. Esta “revolución”, se podría decir, fue originada a partir de cinco variables: Cuestiones históricas; políticas; económicas; sociales  y climática[1]. Aquí se puede apreciar un claro cambio de la actitud en las poblaciones de la región con respecto a lo que esperaban de sus gobiernos, deseando una mayor participación política, una reformulación de sus estructuras económicas y sociales. Estos eran reclamos por una democracia verdadera en contra de las democracias formales, que llevaban a presidentes por más de 30 años.

Los levantamientos populares sucesivos en la región norafricana impresionaron al mundo entero. Abrieron los ojos al resto de las regiones alejadas que ignoraban o eran indiferentes sobre la situación de desigualdad social, presión económica sobre la población y de persecución política en estos Estados, llevados por personas caracterizadas como tiránicas, aquellas que una vez fueron socios de occidente.

Esta mención de la primavera árabe busca hacer notar los cambios de los regímenes políticos de Estados, que si bien no llevan un gran peso, actualmente, político en el Sistema Internacional, son países de gran peso económico para el mundo dado a su posición geopolítica y su gran cantidad de reservas de hidrocarburos. Si bien la época de convulsiones ha finalizado, ya comenzó la época de reformas hacia sus interiores, reformas hacia gobiernos más democráticos. Estas reestructuraciones traerán consigo replanteamientos sobre las políticas exteriores llevadas a por cada Estado, replanteando sus alianzas y oposiciones. Aquí las elecciones en Egipto serán clave, y aunque la Hermandad Musulmana logre conquistar las urnas, luego tendrá que enfrentarse a las Fuerzas Armadas que aún se encuentran en el poder y no se mostrarán fáciles de tratar para el paso del gobierno.

Es importante hacer la salvedad que toda democracia que se logre concretar en estos Estados será una democracia diferente de las liberales occidentales, ya que la estructura de estas sociedades llevarán a una forma de gobierno acorde a su cultura y religión.

Como se mencionó al principio, los cambios en Latinoamérica fueron motivados, en parte, por las crisis económicas financieras ocurridos a finales de los noventas y el 2001. La actual crisis económica-financiera, de alcance más global, es una de las causas de la primavera árabe.  
Esta crisis, que tuvo epicentro en los países centrales, estaría actualmente también replanteamientos, tanto de los gobiernos en sus políticas interiores y exteriores, como de sus sociedades civiles que buscan cambios en sus administraciones. Un detalle interesante es que  fueron las mismas crisis tercermundistas de finales de los noventas y principios de la primera década del 2000 las que pasaron a alterar el orden económico de los países centrales.

Aquí es donde entrarían las interminables interrogantes sobre la situación europea: ¿Qué está sucediendo? ¿Qué sucederá? Estas preguntas tendrán tantas respuestas e interpretaciones como gente que se las pregunte. Por ejemplo, la creación de nuevas instituciones supranacionales, independientes de los gobiernos como tampoco electos democráticamente, como mecanismos absolutamente tecnocráticos prestan a hacer creer que existe un “golpe de Estado” en la Unión Europea. 
Estos instrumentos (el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza y el Mecanismo Europeo de Estabilidad) son acusados de desmantelar instituciones democráticas y los modelos sociales del continente.[2] Esta podría ser una de las interpretaciones, pero es fácilmente defender a los nuevos instrumentos europeos como eso: instrumentos creados para poder sobrellevar el momento extraordinario que es la crisis. 



Viéndolo desde otro ángulo, han estado ocurriendo algunos cambios hacia dentro de los componentes de la Unión Europea, es decir, dentro de cada Estado miembro. Podemos nombrar cuatro casos emblemáticos, tanto por su peso internacional como su situación de crisis: España, Francia, Grecia y Alemania.

Estos Estados han estado celebrando elecciones que podrían cambiar sus estrategias, tanto hacia el interior, como hacia el exterior y así influir en el destino de la Unión Europea. El triunfo de Rajoy en España mostró un abandono al socialismo y un giro hacia la derecha de los electores españoles. Esta modificación en la política española acompaña a las medidas económicas ortodoxas, como el achicamiento del Estado, y a los instrumentos mencionados anteriormente.

Francia, por lo contrario, decidió abandonar el conservadurismo de la Unión por un Movimiento Popular para seguir la socialdemocracia del Partido Socialista. Ahora bien, las medidas del flamante gobierno de Hollande todavía están en gestación, no habiendo terminado de formar su gabinete, pero las pocas medidas de austeridad que viene tomando, como la reducción de salarios a los miembros del gabinete, y el nombramiento de Ayrault como primer ministro son gestos que indican una continuidad con las “recetas tradicionales”. 

Grecia es el caso más polémico frente al cual nos encontramos ya que todo el mundo se encontraba ansioso por conocer el resultado de las elecciones y así poder dilucidar el futuro de este país en la Unión. La reciente victoria de Nueva Democracia y de Samaras brinda respuestas a esta polémica: el seguro futuro primer ministro llama al resto de las fuerzas políticas a permanecer en el euro y la eurozona.

Si bien Alemania no ha pasado por elecciones generales, si lo ha hecho en diferentes Länder. Y en estas diferentes jornadas democráticas se ha evidenciado un hecho para nada irrelevante: la pérdida progresiva de influencia de la Unidad Democrática de Merkel frente al Partido Socialdemócrata y la creciente figura de Kraft como posible competencia para la canciller en las próximas elecciones generales. Estas decisiones del electorado podrían estar señalando un cambio de eje en la administración alemana en un mediano plazo; y, aunque Merkel continúe llevando a cabo medidas económicas ortodoxas, no necesariamente se continúe con esta postura de este momento a año y medio.

Para concluir, la primera década, por no decir década y media, del tercer milenio ha sido una etapa convulsionada y promete continuar con esta tendencia, ofreciendo una agenda de lo más variada y con actores emergentes que pasarán a tomar papeles cada vez más importantes en el teatro internacional. Estados como Brasil, Venezuela, Irán, India, Sudáfrica y China buscan una participación cada vez más activa entre los grandes del sistema internacional y otros, como Rusia, buscan volver a aquellos tiempos cuando ellos eran los grandes. Nos encontramos en una coyuntura de grandes cambios en el mundo, cambios que nos generan preguntas y no necesariamente brindan respuestas.

*Esteban A. Covelli estudiante de Relaciones Internacionales UNR

[1] RAMMONET, Ignacio, “Cinco causas de la insurrección árabe”, Le Monde Diplomatic, nro 185, Marzo 2011. Disponible en Internet: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=8ca803e0-5eba-4c95-908f-64a36ee042fd

[2] JENNAR, Raoul Marc, “Golpe de Estado Europeo”, en Le Monde Diplomatic, Año XIII, N° 156, Junio 2012, pag. 24

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