Cuatro trabajadores están conversando
sobre sus perros. Uno de ellos, ingeniero, dice que su can se llama «Escuadra»,
y que es capaz de dibujar figuras geométricas sobre el papel. El segundo, un
contador, replica que el suyo, que se llama «Regla de cálculo», puede traer una
docena de galletas con el hocico y dividirlas en pilas de tres. El tercero, un
químico, cuenta que su mascota se llama «Medida», y asegura que es el mejor de
todos porque puede traer un litro de leche y dividirlo en diez vasos, cada uno
de 10 centímetros cúbicos.
Después de esto, los tres dirigen su
mirada al cuarto integrante del corrillo, su representante gremial, y le
preguntan:
-¿Y tu perro? ¿Cómo se llama, y qué es
capaz de hacer?
Y el gremialista simplemente llama:
-«Descanso»... muéstrales a estos
señores lo que sos capaz de hacer.
El perro acude al llamado de su amo,
se come las galletitas, se bebe la leche, ladra de dolor dando a entender que
mientras comía y bebía le surgió una lumbalgia dolorosísima, toma el papel con
las figuras geométricas y lo usa para llenar una queja por condiciones
laborales insalubres, se presenta para cobrar el subsidio por jefe de familia
desocupado y se va a la casa con licencia médica.