Una pareja que lleva veinte años de
casados está en el jardín de su casa; el hombre limpiando la parrilla, la mujer
arreglando un cantero de flores.
El hombre ve a su esposa agachada y le
dice:
- ¡Querida: tu cola es tan ancha como
la parrilla!
La mujer ignora la grosería y sigue
trabajando en el jardín. Sin embargo, el marido no se conforma con la
verificación visual, toma una cinta métrica, mide la parrilla, después mide las
caderas de su mujer y exclama:
- ¡Confirmado, mi amor: tu cola es tan
ancha como la parrilla!
La mujer vuelve a guardar silencio
ante la grosería de su esposo. Cae la tarde, entran a la casa, la señora
prepara la cena, comen en familia y llega la hora de irse a dormir.
La pareja se desviste, se ponen sus
respectivas prendas de noche, y el marido de pronto siente una urgencia. Se
arrima a su esposa bajo las sábanas y comienza a acariciarla.
Y la mujer le dice:
- Ni sueñes que voy a encender la
parrilla por una triste salchicha de viena...