En el observatorio del Empire State, el edificio más alto de Nueva York, un borracho se acerca a un hombre que está mirando el paisaje. El borracho le dice, con la voz y el aliento cargados de alcohol:
-¿Sabe, maestro, que acá justo acá en este sector hay una corriente de aire milagrosa que si uno se tira para abajo, pocos metros antes de estrellarse contra el piso, lo levanta y lo trae de vuelta para arriba?
El hombre lo mira con sorna y lo ignora. El borracho vuelve a la carga:
-Pero mire que es cierto, maestro. He visto muchísima gente tirarse desde acá mismo, planear, caer, llegar casi a la planta baja y volver volando hasta el lugar desde donde se arrojó...
El hombre vuelve a ignorarlo. El borracho dice:
-Mirá, campeón; para que veas que lo que te digo es verdad, me tiro yo y listo. Vas a ver...
Y sin decir otra palabra, el borracho se trepa por encima del cerramiento y se lanza al vacío. Horrorizado, el hombre se asoma y ve cómo cae hacia el suelo. Sin embargo, a centímetros del piso, el borracho remonta vuelo, hace un par de piruetas y, al cabo de unos segundos más, regresa al punto de partida. Asombrado, el hombre dice:
-¡Increíble! ¡Si no lo veo, no lo creo! ¡La sensación debe ser única! ¿Y a usted le parece que si me tiro volveré como usted?
-Pero seguro, papá... ¿No me viste volando? La corriente de aire te sostiene y te trae de vuelta. Tirate tranquilo...
El hombre se trepa y se lanza al vacío. Pocos segundos más tarde se estrella contra el pavimento y muere en el acto. En ese momento, aparece Batman en escena y dice:
-Che, mirá que hacés bromas pesadas cuando te ponés en pedo, Superman...