Muere el abuelo, de 95 años, y el
nieto va a darle el pésame a su abuela, de 90.
El hombre pregunta cómo murió el
anciano. Y la respuesta de su abuela lo deja tieso:
-Fue haciendo el amor...
-¡Abuela! ¡A la edad de ustedes...!
¿No saben que es muy peligroso agitarse, hacer ese ejercicio violento?
-Mirá, querido; desde hace cinco años
nos lo tomábamos con mucha calma: lo hacíamos sólo los domingos y al ritmo de
las campanas de la iglesia de acá a la vuelta. Ding para un movimiento, dong
para el otro...
-¿Y qué pasó?
-Que si no fuera por el carrito de
helados, tu abuelo todavía estaría vivo.