Tres médicos mueren y van al cielo. Al
llegar los recibe San Pedro y les pregunta qué hicieron en la tierra y por qué
creen merecer el ingreso al Paraíso.
El primero responde:
- Trabajé casi toda mi vida en una
salita de primeros auxilios en un barrio muy marginal del Gran Buenos Aires,
donde no había ni gasa, la gente venía con heridas de bala y cuchilladas, nos
asaltaban todos los días... Pero yo sentí que ésa era mi misión en la vida y
-pese a que morí pobre- la hice con felicidad.
- ¡Muy bien! Podés entrar al Paraíso.
San Pedro le hace la misma pregunta al
segundo médico:
- Yo en cambio dejé mi país me interné
en las profundidades de África, donde hice lo que pude durante décadas contra
la malaria, el sida y otras enfermedades espantosas. Y todo, claro sin medios.
- ¡Te felicito! Sos bienvenido al
Edén.
El tercer médico, al escuchar los
relatos de sus colegas, se preocupa cuando le toca el turno de resaltar sus
experiencias:
- Mirá, San Pedro; toda mi carrera la
hice en una clínica de una obra social; cuando fallecí era jefe del
departamento de admisiones...
- OK, entrá nomás...
- ¡Uy, qué alivio! Por un momento
pensé que me ibas a rechazar...
- No te rechazo, pero podés quedarte
un máximo de tres días, y después arreglate.