Una rubia, harta de que la tomaran por tonta, decide teñirse de morocha. Contenta con el resultado de su nuevo look, se va a la costa uruguaya manejando. Por el camino, ve a un pastor con un rebaño de ovejas. Detiene el auto, se baja y encara al campesino:
-Qué lindas ovejitas!
-Gracias, las podés tocar si querés...
-¡Ay, son divinas! Si adivino cuántas tenés, ¿puedo llevarme una de regalo?
El campesino, con una sonrisa canchera, accede. La rubia teñida de morocha mira el rebaño y dice:
-¡157!
El pastor, asombrado, reconoce que acertó y le dice:
-Ganaste... Elegí la que más te guste...
La rubia teñida de morocha, emocionada, toma uno de los animales y se lo lleva para su auto. Pero el pastor dice:
-A ver, bombón, te hago otra apuesta: ¿si adivino cuál es el color real de tu pelo, recupero mi perro...?