Crisis de los países centrales
El efecto “bola de nieve” sigue actuando con toda intensidad en la crisis de los países centrales. El epicentro de los cambios está hoy en Europa, con una situación de gran fluidez, que se ha visto reflejada durante toda esta semana.
Las elecciones legislativas griegas el domingo 17 de junio fueron un nuevo hito en el proceso. La escasa victoria del partido de la derecha New Democracy, el hundimiento de la socialdemocracia del PASOK, y sobre todo el crecimiento insólito de la votación de la izquierda de SYRIZA aparentaron configurar un resultado similar al de las últimas elecciones españolas. Una respuesta de los electores a la crisis, que parecieran buscar en la derecha una estabilidad y firmeza que traiga solución a sus problemas, castigando a la socialdemocracia por su mal manejo anterior, mientras un sector del electorado se vuelca a la izquierda, aunque no en tal volumen que haga definitoria esta preferencia.
Sin embargo, si lo examinamos con detenimiento, el parecido es solo circunstancial. En el caso español, el Partido Popular de Mariano Rajoy logró las mayorías legislativas suficientes como para gobernar prácticamente solo (en alianzas más o menos circunstanciales con partidos pequeños), tomando decisiones de fondo, tales como las tremendas reformas neoliberales que viene instaurando, que desmontan prácticamente al estado de bienestar. En el caso griego, la victoria de la derecha ha sido pírrica (nunca mejor cabida para el adjetivo). El casi 30% de los votos logrados por New Democracy se convierte en un aproximadamente un 18% real sobre el total de votantes, al tener en cuenta la abstención de casi el 40%. Igualmente el escaso 10% del PASOK, bajo esta luz pasa a ser de menos del 6% del electorado. La coalición para formar gobierno, dificultosamente negociada y lograda durante la semana siguiente a los comicios, tendrá en los hechos menos de la cuarta parte de los votantes apoyándola. En la explosiva situación social griega, el pronóstico es bastante oscuro para este precario gobierno sin sustento popular.
De ello se han percatado perfectamente los “mercados”. El gran capital puede ser asustadizo y volátil, pero no es tonto. Fue lastimosa la actitud de los “comunicadores y opinadores” españoles el lunes siguiente a las votaciones griegas, a través de el canal oficial de la RTE. A pesar de los pronósticos de economistas y expertos, de que un triunfo de la derecha en Grecia (para el cual trabajaron desde el gobierno de Ángela Merkel hasta toda la gran prensa europea) le daría un respiro a la situación económica española, la realidad fue totalmente opuesta. La bolsa de Madrid experimentó ese día una nueva baja terrible, mientras la tasa de riesgo de los papeles oficiales españoles llegó a la cifra insólita de 590 puntos, y subió hasta el 7,12 % el interés a pagar por sus bonos del Tesoro.
La situación de la economía española sigue así al borde del colapso, pende de un delgado hilo que parece estar a punto de romperse en cualquier momento. Todos saben que en su caída arrastrará muy probablemente a las otras economías en estado crítico, en principio a la italiana y a la portuguesa. Por eso en la reunión del G 20 que se realizó esta misma semana en Los Cabos, México, en la cual participaron los mandatarios de las mayores economías del planeta, los problemas económicos de la Unión Europea y en particular la situación española constituyeron uno de los temas centrales.
En los discursos de los principales actores (Obama, Merkel, Hollande y hasta Felipe Calderón) fue mencionada la situación española, sobre todo referida al “rescate bancario” que la “Troika” constituida por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional ya ha aprobado para “salvar a los bancos españoles”. Inclusive Ángela Merkel parece haber afirmado públicamente en la ocasión, que el gobierno español debe concretar rápidamente la solicitud formal, así como el monto real de la ayuda, declaración cuya existencia fue rápidamente desmentida por el propio Rajoy.
El caso es que se han intentado desde allí algunas tibias medidas frente a la situación. Se decidió en la Cumbre aumentar los recursos disponibles del Fondo Monetario Internacional (aumentando la contribución de los países miembros), y por supuesto se exhortó a Europa a resolver sus problemas económicos, mientras una iniciativa de crear un fondo de ayuda para “asistencia financiera” no terminó de concretarse. Al respecto, el Primer Ministro británico David Cameron se acercó en los pasillos a Cristina Fernández para agradecerle su apoyo a esa iniciativa, pero cometió el error de decirle además que debería respetar la voluntad de los habitantes de Malvinas que sería expresada en futuro referéndum, ante lo cual la presidenta argentina intentó darle en mano un sobre que tenía preparado, donde se encontraban los documentos de todas las resoluciones de Naciones Unidas y su Comité de Descolonización al respecto de las islas, que Gran Bretaña viene ignorando. Este gesto provocó la apresurada retirada del Primer Ministro que no estuvo dispuesto a recibir el famoso sobre.
Dentro de los acontecimientos de esa Cumbre, fue importante una declaración conjunta de Barak Obama y Vladimir Putin producto de una reunión bilateral. En esa declaración ambos dicen estar de acuerdo, en relación a la situación de Siria, de que “deben ser los propios sirios quienes decidan y resuelvan su problema”. Curiosa afirmación teniendo en cuenta que hacía más de una semana que los medios corporativos globales (sobre todo los norteamericanos) venían afirmando que la decisión del gobierno de Estados Unidos de intervenir militarmente en Siria, ya estaba tomada. La razón posible de esta declaración podría estar relacionada con que Putin haya establecido finalmente un límite preciso a la situación, estableciendo algo así como que no permitiría un ataque militar a Siria sin intervenir a su vez. Algunos movimientos de barcos de guerra rusos parecieron apoyar esta hipótesis, aunque ellos hayan sido desmentidos posteriormente por el gobierno ruso.
Acerca de esa misma reunión, Putin afirmó luego que si bien no han llegado a ningún acuerdo respecto al escudo misilístico que el gobierno de Obama intenta colocar en Europa (y con el cual el gobierno ruso está en total desacuerdo por considerarlo una amenaza a su propia seguridad) las conversaciones están abiertas y proseguirán en el futuro.
Para enturbiar la situación, al final del evento el Primer Ministro Cameron declaró que Putin habría afirmado que está de acuerdo con la salida de Bashal Al Assad del gobierno sirio, cosa que no estuvo presente en ninguna de las declaraciones públicas del premier ruso.
Igualmente el BRICS (el grupo de los países emergentes, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) también se reunió por separado y dejaron clara su intención de constituirse en un grupo de presión reconocido en el entorno del poder global.
Todos estos hechos que mostramos constituyen algo más que “chismes” de la Cumbre. Entendemos que cada uno, siendo del dominio público, tiene un significado en la compleja y dinámica situación geopolítica mundial. Es nuestra labor intentar descifrar estos significados y su trascendencia en el proceso del sistema global.
Respecto a su parte de la crisis, el gobierno norteamericano, beneficiado por la baja de los precios del petróleo y el gas, ha tenido un cierto respiro con la cara pública de su situación económica. Entendámonos, ella no ha mejorado nada, sino que continúa en situación crítica, aunque no está produciendo hechos notorios. El mejor anuncio oficial que ha podido hacer, es que el aumento de la tasa de desempleo parece haberse detenido. Léase bien, no ha bajado la tasa de desempleo en los Estados Unidos, ha dejado de crecer exponencialmente. Esto ayuda a Obama a mantener una cierta calma interna, dentro del contexto de la carrera hacia las elecciones próximas. Quizás por ello podamos decir que es muy probable que no tome en los próximos meses ninguna decisión trascendente en su política exterior o interior (como un ataque militar a Siria o Irán por ejemplo), ya que no puede correr el riesgo de aumentar el ritmo de caída de su popularidad, bajo pena de perder la probabilidad de un segundo mandato.
En definitiva, los acontecimientos no parecen mostrar ninguna mejoría en el enfermo (el sistema económico y político mundial vigente), sino más bien afirman el progresivo y acelerado avance de la enfermedad.
“Dios nos agarre confesados” dirían la viejas.
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