La propaganda y porqué algunos no pueden
(o les permiten)
usar la palabra "rescate"
(o les permiten)
usar la palabra "rescate"
EL "RESCATE" DE ESPAÑA, FUE EL "BLINDAJE" DE ARGENTINA 2001 |
El término propaganda proviene de la Congregatio propaganda
fide, establecida en Roma en 1622 para la propagación de la doctrina católica
por el mundo y frenar los avances de la Reforma protestante.
Pero la propaganda religiosa y
política ha existido de siempre, Entre los numerosos autores que teorizaron
sobre ella basta con recordar a Platón con su “mentira noble” en Grecia, a Sun
Tzu en China, Kantilya en India, Cicerón y Quintiliano en Roma, Maquiavelo en la Italia renacentista, etc.
36
36 Cf. Sturminger, Alfred:
Politische Propaganda in der Weltgeschichte, Leipzig 1938.
En el contexto de la intoxicación lingüística, la propaganda se
entiende como producción y difusión de mensajes dirigidos a influir en la
conciencia y el comportamiento de un público determinado o de todo el público.
La tarea de la propaganda estriba en imponer valoraciones e
interpretaciones hasta el
punto de que las personas se identifiquen con ellas y, así, adquieran validez
social.
Es, pues, una aplicación de la
violencia simbólica.
Pretende hacer creer algo, persuadir de algo. Tiene más carácter apelativo que
discursivo.
Es, en alto grado, de índole monológica, no dialógica,
contrapuesta al diálogo.
La propaganda tiene muchas caras, se sirve de múltiples medios y
procedimientos, presenta estilos muy diversos.
Hay, por mencionar tan sólo unas cuantas, propaganda del rumor,
del terror, misionera, del buen ejemplo, de guerra psicológica, y las diversas
formas del reclamo comercial.
En las sociedades capitalistas, el auge de la publicidad comercial y de la
propaganda política han ido parejos desde principios del siglo XX hasta el
actual.
Como se sabe, son las grandes
empresas y expertos publicitarios los que hoy día organizan las campañas
electorales de los políticos en sus más mínimos detalles.
La industria del reclamo adoba con
el autoengaño cada rincón de nuestra cultura.
Su lenguaje agresivo se corresponde
con la agresividad del tardocapitalismo y del nazismo.
Sus eslóganes y consignas no dejan de ser un asalto a la razón (G. Luckas). Wake up to the dream (despierta
al sueño), les grita una inmobiliaria desde una valla publicitaria en la Costa del Sol a los turistas
angloparlantes.
El reclamo no vende jabón sino belleza femenina, los coches no
se hacen para facilitar el transporte sino para aumentar el prestigio social,
no se aplauden los logros deportivos sino los triunfos nacionales. Hay que comprarse aparatos de aire
acondicionado, nos dicen sus fabricantes, aunque la propaganda oficial intente
persuadirnos, por otro lado, de que no los usemos para no quedarnos a oscuras.
El autoengaño consumista corre
paralelo con la muerte de la libertad.
El hondureño Allan Mcdonald lo
expresa así en El poder de los pichingos
La publicidad roba la libertad,
El marketing secuestra la verdad,
Este es el rapto bestial del
Capitalismo sobre los derechos individuales
A la información veraz.
Palabra
e imagen, discurso y pancarta, prensa, radio, televisión, cine, escuela,
iglesia, becas, literatura, canción y uniforme, caricatura y anuncios
publicitarios, grupos de opinión, etc. , pueden desempeñar funciones
propagandísticas.
La propaganda política tuvo sus maestros y teóricos en la
primera mitad del siglo XX. Lenin, con su concepto de agitprop, la utilizó como
instrumento político al servicio de la educación, organización y emancipación
de las clases trabajadoras.37
37 Este concepto, constituido
por las primeras silabas de agitación y propaganda, jugó un papel
importante en la historia del movimiento obrero ruso y mundial hasta bien
entrado el siglo XX.
Su
primer introductor fue G. Plejanov, quien distinguía claramente la función del
agitador y la del propagandista (Las tareas de los socialistas en la lucha contra el hambre,
1891).
El problema de la agitación y la propaganda era para
Lenin una de las “cuestiones candentes de nuestro movimiento” (¿Qué hacer?),
donde asume la distinción de Plejanov y explica cómo deben actuar cada uno de
ellos.
A partir
de 1919, de la
Internacional Comunista , todos los partidos comunistas
organizaron secciones de agitprop en su seno.
El periodista estadounidense Walter Lipmann se refería a ella a
principios de la década de 1920 como la “falsificación
del consenso” y la consideraba “un órgano regular del gobierno
popular”.38
38 Cf. Herman, Edward S. /
Chomsky, Noam: Manufacturing Consent: New York 1988. Existe traducción española: Los guardianes de la
libertad, Barcelona 2000.
Pero la propaganda como comunicación que pretende ocultar al
pueblo los verdaderos objetivos del dominio, esto es, como comunicación de los
pocos orientada al dominio de los muchos (al dominio ideológico de éstos),
tiene sus maestros indiscutibles en los nazis.
Hitler en 1925, en su libro Mein Kampf, y posteriormente
Goebbels, trazaron las pautas del empleo intoxicador de la propaganda,
elevándola incluso a categoría de arte, aunque perverso.
Sus descubrimientos y técnicas los
desarrollaron y aplicaron después los gobernantes estadounidenses, alcanzando
su punto máximo durante la administración Bush.
Fragmento del Libro
La intoxicación lingüística El uso perverso de la lengua
Vicente
Romano