La visión del Pacífico de Panetta y un plan vago y desorientado para “contener” China
Las declaraciones del secretario de Defensa de EE.UU. Leon Panetta en las últimas semanas de que EE.UU. sigue siendo una potencia del Pacífico, y se involucrará aún más en el futuro, es mucho menos que una reiteración de una antigua doctrina sino realmente una búsqueda de una nueva estrategia para encontrar una justificación para las enormes sumas que el Pentágono gastará en los próximos años después de las derrotas o, en el mejor de los casos, estancamientos en Iraq y Afganistán.
El objetivo anti chino de sus visitas a las Filipinas, India y Vietnam, fue obvio. Sin construir bases permanentes, EE.UU. querrá derechos de utilizar las que ya existen. Las Filipinas permitirán que EE.UU. use de nuevo las inmensas instalaciones en Subic Bay o la Base Aérea Clark, que fueron construidas por los estadounidenses y de las cuales los filipinos los expulsaron en 1992. EE.UU. triplicará sus gastos en armas para las Filipinas en 2012 y le dará 20 helicópteros reacondicionados, dos o tres goletas, y un escuadrón (entre 12 y 24 aviones) de cazas F-16 reacondicionados, para que pueda resistir a las reivindicaciones chinas a islas y territorios en el Mar del Este Asiático. En Vietnam, Panetta fue a Cam Ray Bay, sede de un vasto complejo militar estadounidense durante la Guerra de Vietnam y donde EE.UU. quiere (y probablemente obtendrá) derechos para una base para contrarrestar la creciente armada china.
Pero todo lo que dice Panetta tiene en carácter muy vacilante, y un lapso indefinido de hasta 10 años para establecer una estrategia para el Pacífico, como si contara con que el resto se mantenga estable, y como si ninguna agobiante crisis económica mundial pudiera crear un obstáculo a espléndidos gastos militares estadounidenses, y suposiciones optimistas semejantes que, a mi juicio, se basan en puras vanas ilusiones sobre el futuro. Tal como la última década ha estado llena de sorpresas que el gobierno de EE.UU. –y todos los expertos, gobiernos, etc.– no predijeron o anticiparon, es probable que la próxima década sea más de lo mismo. Por el momento es imposible que alguien pueda planificar los próximos 10 años.
Pero China ya es de lejos demasiado fuerte militar y económicamente. Tiene más de un billón [millón de millones] de dólares –1,15 billones para ser exacto– en bonos del Tesoro de EE.UU. a largo plazo, y si se deshiciera de ellos se dañaría a sí misma a corto plazo. A largo plazo dejaría de depender de la deuda estadounidense. Pero EE.UU. ha contado con China para que financie sus déficits comerciales inmediatos y los impuestos inadecuados, y no encontrará un sustituto para China –a menos que pague más para atraer compradores– en vista de la condición extremadamente frágil de la economía europea. Desde el punto de vista militar, China es de lejos demasiado poderosa como para ser tratada por las potencias occidentales como lo fue durante el Siglo XIX.
Las Filipinas, China, Malasia, Brunei y Vietnam demandan porciones de, o de todo, el Mar del Sur de China. Por ello, el conflicto respecto al Mar también involucra a muchos aliados nominales o amigos de EE.UU. que no solo están en desacuerdo con China sino los unos con los otros. A menos que se cree un mecanismo para resolver este problema, lo que es muy poco probable en vista de la insistencia de China de que posee todo el Mar del Sur de China (junto con su poder militar superior para imponer su demanda), EE.UU. terminará por verse embarazado por la disputa.
Tantas cosas pueden salir mal con la ambiciosa, no tan nueva, estrategia del gobierno. No la menor son las divisiones que existen dentro de la dirigencia militar vietnamita, y tal vez también en la dirigencia política, sobre la realización de cualquier tipo de alianza –aunque sea informal– con el país que causó tanta muerte y destrucción a su país durante casi dos décadas; los recuerdos en Vietnam –en el pueblo así como entre los dirigentes políticos y militares– se oponen a algún tipo de acuerdo con los estadounidenses.
Puede haber oposición de los dirigentes militares. Vo Nguyen Giap, el más importante líder militar de la primera y la segunda guerra de Indochina –y el último “padre fundador” en vida de Vietnam comunista– se opuso a la política aprobada por el gobierno de crear minas de bauxita a cielo abierto en las tierras altas centrales, arruinando al hacerlo la ecología de la región y desplazando a los campesinos locales – y también se rumorea por parte de fuentes fidedignas que se opone al esfuerzo existente por mantener el mito de que Vietnam sea un régimen marxista-leninista mientras en la práctica crea un capitalismo de Estado.
Puede haber oposición de los dirigentes militares. Vo Nguyen Giap, el más importante líder militar de la primera y la segunda guerra de Indochina –y el último “padre fundador” en vida de Vietnam comunista– se opuso a la política aprobada por el gobierno de crear minas de bauxita a cielo abierto en las tierras altas centrales, arruinando al hacerlo la ecología de la región y desplazando a los campesinos locales – y también se rumorea por parte de fuentes fidedignas que se opone al esfuerzo existente por mantener el mito de que Vietnam sea un régimen marxista-leninista mientras en la práctica crea un capitalismo de Estado.
Vietnam también tiene el problema de que si se acerca demasiado a EE.UU. arriesga con alienar a China y, en última instancia, debe llevarse bien con una nación que lo ha ayudado militarmente en el pasado, que comparte nominalmente una ideología común, y que lo invadió y derrotó en 1979. La busca estadounidense de una estrategia relevante en una década es una ilusión, pero China siempre será el poderoso vecino de Vietnam – un hecho que crea un dilema obviamente delicado para los vietnamitas.
Las complicaciones de la realidad
Donald Rumsfeld, como secretario de Defensa, esperaba en 1962 que convertiría a China en su adversario número uno, y pensaba que la guerra en Iraq terminaría rápidamente porque EE.UU. utilizaría nueva tecnología militar moderna de “choque y pavor” – y tuvo razón en un sentido puramente militar.
Pero las complicaciones subsiguientes, que iban de rivalidades sectarias y el coste final de la guerra, a cosas banales como falta de agua, corrupción, y muchas cosas más, impidieron que los estadounidenses pudieran salirse con una pretensión de éxito que no fuera la eliminación del poder de Sadam Hussein. Las prioridades son definidas frecuentemente por dónde una nación se empantana – y la guerra en el siglo pasado tiene inmensas sorpresas, que lo definen todo, para uno o incluso todos los principales adversarios.
Si EE.UU. estuviera interesado solo en el Pacífico y en el Este de Asia podría haber una centella de esperanza para la estrategia aún vaga del Pentágono, pero está interesado en cada parte del mundo: de todas las disputas en Medio Oriente (hay demasiadas como para mencionarlas), los misiles de Rusia – la lista es inmensa. Será distraído del retorno al Pacífico como una gran potencia –lo que, como recuerdo, planeaba hacer en 1962– porque mientras dure ese conflicto, podría tardar de una semana a muchos años.
EE.UU. afirma que no trata de construir una especie de alianza para contener el poder chino, pero los chinos no lo creen porque a primera vista simplemente no es cierto. Más específicamente, Panetta solo visitó India, las Filipinas, y Vietnam, dos de los cuales han tenido conflictos armados con China y todos los cuales tienen disputas territoriales con ese país – y donde esperaba encontrar una reacción favorable a lo que son planes estadounidenses muy vagos para el futuro. Panetta admite que son vagos, y la pregunta es si esa indefinición es deliberada o no. Si no lo es, el gobierno estadounidense parecerá patéticamente estúpido.
Pero ya que los discursos de Panetta dondequiera ha ido dan la impresión de que piensa en voz alta y hace cada cosa en su momento, esto no tranquilizará a indios y vietnamitas. Pueden pasar y probablemente pasarán muchas cosas para distraer a cualquier régimen estadounidense, sea republicano o demócrata, durante los próximos 10 años. Y EE.UU. probablemente se empantanará en otro sitio durante la próxima década.
Pero ya que los discursos de Panetta dondequiera ha ido dan la impresión de que piensa en voz alta y hace cada cosa en su momento, esto no tranquilizará a indios y vietnamitas. Pueden pasar y probablemente pasarán muchas cosas para distraer a cualquier régimen estadounidense, sea republicano o demócrata, durante los próximos 10 años. Y EE.UU. probablemente se empantanará en otro sitio durante la próxima década.
Los indios no quieren aceptar una importante responsabilidad en Afganistán precisamente cuando EE.UU. y sus aliados comienzan a irse – para quedarse pagando las consecuencias. India está involucrada en Afganistán, pero marginalmente, y entrena a algunos policías en ese país – todo lo cual hace que el gobierno de Pakistán se preocupe. Pero India no quiere hacerse cargo del lastre estadounidense en Afganistán, en parte porque no es probable que tenga más éxito que los estadounidenses, que prefieren cantar victoria e irse. No quiere, resumiendo, meterse en peleas donde no sea necesario y donde es probable que las pierdan.
Los indios, quienes son ahora los mayores importadores de armas del mundo, quisieran comprar armas estadounidenses pero solo si son más modernas – y que estén sujetas a menos restricciones. Han comprado mejores aviones, con menos trabas, de Francia.
India, además, no quiere involucrarse en enfrentamientos innecesarios con China o Pakistán, que tienen ambos armas nucleares, y China es demasiado formidable incluso con armas convencionales. India cooperará con EE.UU. pero hará todo lo posible por evitar más problemas – y lo que dice Panetta podría significar que acepte mayores riesgos. No lo hará porque la tensión con China no sirve sus intenciones y porque le va bien sin arriesgar una guerra. Es posible que los vietnamitas piensen lo mismo.
India tiene un rol especial para EE.UU.: teme a China, perdió un conflicto armado con ese país en 1952 por disputas fronterizas, y es una nación inmensa, que se moderniza rápidamente. El hecho de que en Pakistán consideran que India es su mortal enemigo, y que está siendo aislado actualmente por EE.UU. – que piensa que puede ir impunemente a la guerra en Pakistán en el momento en que lo considere esencial. Las relaciones entre Pakistán y EE.UU. se encuentran actualmente en su punto más bajo. Rusia y China se apresuran a llenar el vacío que están creando las políticas de EE.UU. hacia Pakistán, y el interés mínimo que Rusia, China y Pakistán tienen en común es que Afganistán no sea sometido en el futuro a la influencia estadounidense-india, no vaya a ser que EE.UU. tenga un trampolín hacia Asia Central.
El problema que los dirigentes comunistas de Vietnam también deben considerar son los verdaderos motivos de EE.UU. Panetta ha sido muy agradable y muy esquivo, y la prohibición de vender armas letales a Vietnam sigue en vigor. Panetta culpa a los trámites burocráticos por no poder vender ciertas armas a India y Vietnam, aunque muchas de las armas que los indios quieren pueden ser compradas a menor precio de los franceses y otros lo que –como dije anteriormente– están haciendo los indios. Pretende que el Departamento de Defensa no tiene ningún papel en la formulación de restricciones sobre la venta de ciertas armas avanzadas a naciones como India – lo que es simplemente falso. Vietnam tiene que tomar en cuenta informes –que son probablemente válidos– de que EE.UU. piensa que puede utilizar la extensión de la cultura popular occidental en Vietnam para conducir finalmente al derrocamiento del régimen comunista. Existe un conflicto entre su ideología nominal y la práctica real, lo que hace que el régimen sea mucho más débil y su derrocamiento se convierta en una posibilidad mayor. Los presentes gobernantes de Vietnam, que son beneficiarios clave de la síntesis híbrida de capitalismo de Estado que emerge en ese país (como lo hace en China) tendrán que considerar ese factor, y si algún tipo de alianza con EE.UU. vale todos los riesgos que puedan estar involucrados. El Partido en Vietnam está muy confundido y también tiene que encontrar una identidad que se ajuste a sus principios fundadores. Si no lo hace, puede suceder que caiga debido a sus propias fallas.
En vista de la indefinición de Panetta, que da la impresión de estar formándose una opinión, otras potencias asiáticas –como India y Vietnam– tomarían inmensos riesgos si se basaran en sus palabras.
Todo esto indica que el orden diplomático del mundo se encuentra en una gran transición, salvo que EE.UU. retenga sus ambiciones tradicionales y siga sufriendo de las ilusiones de que puede satisfacerlas. Hay un aire patético en los esfuerzos de Panetta – apoyados por el presidente Obama. Si sus objetivos no fueran tan peligrosos uno casi podría sentir lástima ante sus débiles intentos de encontrar los medios para lograrlos.
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GABRIEL KOLKO es el principal historiador de la guerra moderna. Es autor del clásico Century of War: Politics, Conflicts and Society Since 1914 and Another Century of War? . También ha escrito la mejor historia de la Guerra de Vietnam: Anatomy of a War: Vietnam, the US and the Modern Historical Experience . Para contactos: kolko@counterpunch.org .
Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/06/08/panettas-pacific-vision/