Se nota la diferencia
Político que no tiene conciencia de sus limitaciones, tarde o temprano termina desbarrancándose por querer defecar más arriba del trasero. Acierta Diosdado Cabello cuando afirma que el discursito del machimajunche “cabe en 140 caracteres con texto, fotografía y todo lo demás”. Esa arenga lacónica nos recuerda a Manuel Rosales cuando en su cansona oratoria hacía repetidos paréntesis con fondo musical, con lo que suplía su mediocre alocución como desteñido aspirante presidencial. De Capriles y Rosales se dirá siempre que su obtusa obsesión por calentar sus glúteos en el solio presidencial a la postre resultó mucho camisón para Petra.
No pasa lo mismo con Chávez, de verbo fluido y carisma que toca las puertas del corazón de un pueblo sabio y paciente que sabe diferencia entre quienes son sus verdaderos enemigos, y en quienes confiar la suerte republicana para las próximas décadas del siglo XXI. Con el Comandante Presidente se encuentran hemos encontrado respuestas al futuro; porque visionario y avezado estadista ha sabido interrogar el destino y darle repuestas oportunas a la posteridad.
Ayer, ante un pueblo evidentemente alegre, pudimos comprobar que Chávez está nimbado con la magia de los elegidos, pues su sola aparición ante la multitud, fue como el pasar de página a una nueva historia que satisface expectativas, las mismas que otrora fueron reprimida por gobernantes maulas que las condenaron a dormir el sueño de los justos, mientras una sociedad esperaba con visible inteligencia la llegada de sus horas estelares.
¿Verdad que ahora se nota la diferencia?
¿Verdad que ahora se nota la diferencia?
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