jueves, junio 14, 2012

Perón , amigo de Mao y un mensaje a los traidores - Perón, un ami de Mao et un message aux traîtres


ESPECIAL PARA LOS PERONISTAS QUE ENFRENTAN A OTROS PERONISTAS…

MAO, 
EL AMIGO DE PERÓN
  
Gusta citar a Mao Tsé Tung. No ve en el líder chino a un burócrata soviético, sino a un compañero de los países que deben hacer su liberación nacional.
Su opción por China en lugar de la URSS es clarísima. “Dice Mao Tsé Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario.”

Es de alta relevancia que veamos cómo concibe Perón la unidad del Movimiento Peronista.

¿Lo podrá hacer una vez que arribe a la patria?

Para él no puede haber contradicciones internas: “El que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal (...) por eso el justicialismo creó un apotegma que dice que para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista.

Entonces, ¡cómo es posible que un señor que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente debe luchar! (...) de manera que no hay que mirar al costado para ver qué hace el compañero, hay que mirar al frente para ver qué hace el enemigo (...)

Todos están luchando por lo mismo, porque el dispositivo de la lucha táctica necesita estar articulado: unos están en una acción contemplativa, otros están en una acción de superficie, otros están en una acción violenta y activa, otros se están preparando para la futura acción con estudios tecnológicos, etc. Cada uno de ellos está trabajando por lo mismo” (Todas las cursivas son nuestras, JPF).

Esto no les decía nada a los que Solanas y Getino querían destinar el film. Era sencillamente la vieja mezcolanza que nucleaba a todos en un Movimiento (“ni sectario ni excluyente”) en manos de una conducción estratégica que les daba unidad a los proyectos antagónicos que podían existir en él.

El peronismo estaba lleno de contradicciones irresolubles ya en 1971, fecha del reportaje fílmico a Perón, y esas contradicciones, aunque el Mago de la Historia creyera que serían arcilla fácil en sus manos, no lo serían.

 Acaso en 1971 se sintiera fuerte como acometer esa tarea de unidad. Pero los antagonismos de 1971 eran mucho más poderosos que los de los dos primeros gobiernos peronistas.

No hubo formaciones especiales entre 1946 y 1955. No tantos habían dado su vida por la causa de Perón.
Nadie se sentía autorizado a pasarle ninguna cuenta. Nadie podía decir: Pusimos la sangre y los muertos, somos los que más poder merecemos.
La ecuación: sangre por poder sólo la plantearían los Montoneros.

Víctimas también de una soberbia que los llevaba a una equivocación mortal: “A Perón lo trajimos nosotros”.

Hagamos una pregunta incómoda: ¿y si se demostrara que a Perón lo trajo más Lanusse y el Ejército dialoguista que la lucha de la guerrilla?
¿Y si lo trajo justamente para eso: para que frenara a esas formaciones especiales que tanto había alentado?
Todavía Lanusse creía que Perón (al que odiaba y al que murió odiando, como a todo el peronismo: “Tengo para mí que no se puede ser peronista y buena persona”) podría frenar a los muchachos de los fierros con un costo bajo. Y si no los frenaba se arruinaría, naufragaría en su fracaso.

El almirante Mayorga, por el contrario, hombre ligado al espíritu de las soluciones tipo Trelew, habría deseado barrer a la guerrilla y entregar luego el gobierno.
Lo dirá, como veremos, en el entierro de Hermes Quijada, el “explicador” de la masacre al que nadie creyó una palabra de lo que dijo. Notable: su explicación de la masacre no hizo más que confirmarla.

José Pablo Feinmann

Fragmento del Ensayo Peronismo - Filosofía política de una obstinación argentina

Entradas Relacionadas