Hay que decirlo claro y fuerte:
el 16 de junio de 1955 la
Marina argentina bombardea una ciudad abierta, hace fuego
frío y deliberado, criminal, sobre personas indefensas.
Asesina (que se entienda:
asesina) a doscientas personas y a otras que mueren después. No importan las
estadísticas.
Ya se sabe: no bien empiezan
las estadísticas es porque cada una de las vidas perdió su valor. El 16 de
junio de 1955 (y ésta es una tesis que pertenece sobre todo a Guillermo
Saccomanno) es el prenuncio de la
ESMA.
La masacre del 16 de junio de 1955
es el Guernica argentino
El 16 de junio, en el mediodía de otoño del año 1955, formaciones de las
aviaciones de Marina y Aeronáutica, haciendo su bautismo de fuego, sobrevolaron
el centro porteño y descargaron toneladas de explosivos sobre la población
civil. El bombardeo dejó, aproximadamente, 350 muertos, cifras nunca
confirmadas, como en Guernica, se ocultan los efectos de la masacre, y más de
2000 heridos, entre ellos casi un centenar de lisiados para el resto de su
vida. Otras fuentes reflejadas en este trabajo hablan de 700 tumbas cavadas en
el cementerio porteño de la
Chacarita. En Guernica los fascistas/franquistas demuelen y
masacran a un pueblo para que truene el escarmiento desde el aire, con total y
absoluta cobardía; en Plaza de Mayo, masacran al pueblo alevosamente con el
pretexto de matar a Perón, el déspota nazi/fascista, según los ideólogos de la Unión Democrática ,
del mismo modo: para que truene el escarmiento, hay que matar al tirano,
comenzando por el pueblo que lo apoya.
Fue el inicio de un proceso histórico, dentro del campo social y político,
comenzaba el desmontaje de una formación ideológica de carácter nacional, esta
es parte de su historia.
"A mediados de junio bombardearon la Plaza de Mayo. El primer estallido. La oligarquía
descargaba sin piedad sobre el pueblo todo ese odio rancio acumulado, de
linaje. Toda la sociedad simiesca aplaudía las muertes, no existía en ellos
aflicción cristiana, sino el gozo oligárquico de la muerte de clase. Las
muertes eran de los otros: los plebeyos que resistían por permanecer en estrado
de dignidad peronista perpetua., la que los incluyó en la sociedad".
Párrafo del cuento Brumas de septiembre, perteneciente al autor Juan Carlos
Cena, de su libro Crónicas del Terraplén - 2001.
Para analizar la verdadera naturaleza de los procesos históricos, estos
deben ser tomados en determinadas etapas para analizarlos dentro de que
contexto histórico, momento en que aparecen los sucesos, como las masacres, en
este caso, y la realidad posterior que se distorsiona, donde se tiñe y oculta
toda la etapa señalada.
No hay hechos separados en los procesos históricos, este tipo de masacres
no son aisladas, sino que estallan en un momento histórico, político, social y
económico determinado. Todos los hechos represivos que generaron masacres
fueron inducidos por los factores de poder que dominan el aparato del Estado
No podemos dejar de mencionar, antes de entrar en el tema, algunos
antecedentes históricos sobre la historia de la masacres en nuestro País.
Diríamos, desde el inicio.
"-Señor general, si la matanza es tan grande ¿Quién quedará para
nuestro servicio?
-Ea. Déjame -respondió Garay-, que es la primera batalla, si en ella los
humillamos tendremos quien con rendimiento acuda a nuestro servicio",
Cierto día del invierno de 1580, un tremendo combate tuvo lugar a las
orillas del río que divide las dos veces fundada Buenos Aires, de los
territorios aborígenes... Las crónicas relatan que aquel día -además de
establecerse ese transparente diálogo entre Juan de Garay y alguno de sus
soldados- fue decisivo en el proceso de extermino de los querandíes. Dicen los
cronistas que las aguas del río enrojecieron, ya aún después de la derrota
querandí, los españoles continuaron la masacre, dándole nuevo nombre al paraje,
que a partir de entonces comenzó a llamarse La Matanza.
Se podría inferir que todo parte desde ese momento. Momento del traslado
de lo peor que trajeron en sus bodegas los barcos de la conquista a nuestro
territorio, el huevo de la serpiente, el mismo que anidó en Guernica desde los
tiempos de la inquisición: los genocidios en América Latina.
Es larga la lista de estos hechos aberrantes ocurridos en América Latina
y, en este caso, en nuestro territorio: La Conquista del Desierto, La Semana Roja en 1909,
La violenta represión a los estibadores y portuarios en Ing. White en 1909, en
Macachín, La Pampa
en 1910, La Semana
Trágica 1919, Los fusilamientos en La Patagonia en 1921, Las
Masacres de la Forestal
en el Chaco, La masacre de Jacinto Aráoz, en la provincia de La Pampa en 1921.
En abril de 1924 la
Reducción Aborigen promueve y realiza la primera y única
huelga agrícola indígena, su líder indiscutible fue el Cacique Toba Pedro. Los
pobladores argentinos originarios de la Reducción Aborigen ,
llamada luego Napalpí (cementerio o lugar de los muertos en lengua Toba), a 120 kilómetros de la
capital del entonces Territorio Nacional del Chaco, Resistencia, tenía una
población de 850 personas, aproximadamente. A raíz de ese movimiento se produce
una feroz matanza.
Podríamos seguir enumerando las distintas represiones al movimiento obrero
y popular, a los campesinos y al pueblo en general. La violenta represión
desatada luego del golpe de Estado de 1955 fue la representación de que el odio
de clase se instalaba en todo el territorio nacional contra todos los
trabajadores y el pueblo. Todo fue más tarde ratificado por sucesivos gobiernos
civiles y militares.
La movilización militar a ferroviarios y bancarios, al tiempo, la
aplicación nacional del Plan Conintes diseccionado al movimiento obrero
peronista, luego, la violenta represión a los ferroviarios durante la Huelga de 1961 que se
resistían contra la aplicación de este Plan devastador y de desguace que traía,
por encargo del imperio, este General Larkin; todo ocurría en los espacios
"democráticos" del gobierno de Arturo Frondizi. La militarización de
los conflictos fue una constante antes y durante el gobierno militar de
Ongania, continuando por sus sucesores.
Con el advenimiento del gobierno de Isabel Perón, la represión se
recrudeció en otras formas: La
Triple A , comandada por López Rega junto a su banda, fue el
brazo ejecutor más importante y sanguinario, como la implementación de la Masacre de Ezeiza; luego,
la represión al cordón industrial del Paraná y así con las masacres selectivas
de la Triple A
por todo el territorio, junto a la defenestración de gobiernos peronistas
populares.
Todo un anticipo de lo que vendría, primero el golpe de estado de 1955 y
la continuación más criminal con el golpe genocida de 1976. Todos estos hechos
están marcados por el profundo odio de la clase dominante que tiene sobre el
pueblo trabajador, obreros, estudiantes, intelectuales honestos y así con lo
que se atreven a luchar por su dignidad. Es el poder brutal del Estado
utilizado desde la fundación de este territorio como Nación para doblegar al
pueblo por mandato del imperio colonial.
Ese odio acumulado tuvo su representación inicial en la Plaza de Mayo el 16 de junio
de 1955, sin duda alguna.
Los bombardeos protagonizados por la marina y aeronáutica de guerra no
fueron productos de las contradicciones y de los errores que había incurrido el
segundo gobierno de Perón. No, fue un ejercicio anticipatorio inducido por las
fuerzas oligárquicas que querían recuperar el terreno y los tiempos perdidos.
Operación a modo de advertencia, como un adelanto de lo que vendría. Las
fuerzas del odio se reagrupaban y anunciaban que regresarían a cualquier costo.
La masacre de junio de 1955 era la anticipación de ese nuevo recomienzo.
Cuestión que estallaría ese mismo año, el 16 de septiembre, con persecución y
cárcel, tortura y muerte de miles de hombres y mujeres, trabajadores,
delegados, militantes, activistas y todos los que se opusieron a la caída de
Perón y a los luchadores populares comprometidos con el pueblo.
Se debía terminar con ese proceso populista de carácter nacional,
insoportable para las clases dominantes. La distribución del ingreso, a pesar
de la crisis, el gobierno peronista, es decir Perón, había decidido mantener a
como de lugar el porcentaje más alto de la distribución del ingreso en forma
equitativa con el pueblo, más alto de toda la historia de Latinoamérica. La
participación de los trabajadores de la Argentina en el PBI rayaba en el 53 por ciento,
hubo momentos del 61 por ciento. Muy mal ejemplo.
Ante tan funesto ejemplo, la oligarquía, con el visto bueno del imperio,
comenzó a armarse el andamiaje golpista.
EL 16 DE JUNIO
Previo a este ataque se encuentran otros intentos, como el de Benjamín
Menéndez en 1951, familia de golpistas y represores.
El mes de junio no era un mes cualquiera en la etapa que vivía el proceso
del segundo gobierno peronista. Las contradicciones se profundizaban y
continuaron el 10 de junio con la manifestación de la iglesia católica en la
procesión de Corpus Chisti, esto, hay que decirlo, excedía lo religioso. Por la
noche la quema de una Bandera Argentina, que el gobierno de Perón se lo
adjudica a la oposición.
El peronismo y antiperonismo eran una realidad.
La mañana del 16 de junio de 1955 fue el bautismo de fuego de los aviones
de la aeronáutica contra el pueblo, aunque lo quieran negar. Operaron esos
aviones los aviadores argentinos, arrojando nueve toneladas y media de
explosivos, según algunas fuentes, otras, catorce toneladas sobre la población
civil inerme. Fijaron sus objetivos de ataque en los puntos del centro
neurálgico de la Plaza
de Mayo, la casa de gobierno, donde lanzaron sus bolas de fuego y muerte contra
los trolebuses repletos de pasajeros, en su mayoría trabajadores que se
desplazaban hacia sus tareas, o bien transeúntes distraídos que recorrían ese
lugar histórico, mientras se escondían como podían ante la sorpresiva y
violenta lluvia de bombas y metrallas. Eran aviones de la Fuerza Área y de la Marina de Guerra Argentina
que actuaron con los mismos objetivos y la misma saña criminal.
Aquel 16 de junio, el capitán de fragata Néstor Noriega, de 39 años de
edad, esperaba que el cielo se despejara, la escuadrilla formaba escalonada
hacia arriba. A las 12,40 Noriega al mando de su Beechcraft descarga una bomba
de 100 kilos que cae sobre la sede presidencial; a continuación los North
American al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots descargan bombas de
50 kilos cada uno. La Plaza
de Mayo era un incendio, quienes salían de las bocas del subte se encentraron
con la nube de pólvora, los aviones rasantes sobre el casco porteño, la
gritería, la desesperación, la gente intentando esconderse como podía, heridos,
muertos, mutilados, así comienza la masacre del 16 de junio. Noriega y Sabarots
son los responsables materiales junto a los aviadores de aquel día de masacre,
hay otros responsables intelectuales.
En el trabajo por recuperar históricamente aquella masacre, realizado por
Gonzalo Cháves, titulado la
Masacre de Plaza de Mayo, pasa revista a los nombres de
muertos y heridos, lugares donde fueron alojados y la cantidad de muertos NN
que aparecen en el listado.
Por otro lado, Gonzalo Cháves afirma en un reportaje concedido a un diario
de Rosario: Me sorprendió descubrir entre los protagonistas de la masacre del
16 de junio de 1955 a
hombres y nombres que participaron en el golpe del 24 de marzo de 1976, como
los dos secretarios del ministro de Marina Olivieri, que fueron Emilio Eduardo
Massera y Horacio Mayorga, dos marinos importantes en el último golpe de
Estado. Ellos estuvieron al tanto de lo que iba a pasar y no detuvieron la
acción militar contra los civiles. El ministro Olivieri dio parte de enfermo y
sólo regresó al despacho dos días más tarde del 16 de junio. Lo mismo hicieron
"Emilio Eduardo Massera y Horacio Mayorga, sus jóvenes ayudantes".
De esa investigación se desprende que estuvieron involucrados activos
participantes de la última dictadura militar como son: Carlos Suárez Mason y
Osvaldo Cacciatore, intendente porteño durante la dictadura, el de las famosas
autopistas, que integraba la escuadrilla de la aeronáutica que bombardeó la Plaza de Mayo. Otro de los
personajes que estuvo en el bombardeo fue el hermano de Massera, Carlos Massera
como piloto de la marina.
"La sublevación contó en forma activa con el respaldo de la base
naval de Punta Indio que estaba al mando del capitán de marina Néstor Noriega;
del BIM 4 (Batallón de Infantería de Marina), asentado en Puerto Nuevo y de
parte de la oficialidad de la
Aeronáutica hubo dos aviones Catalina que llegaron de la base
Espora. La noche del 15 de junio copó Ezeiza, con el objetivo de reabastecerse
de combustible y explosivos, porque la base de Punta Indio quedaba muy lejos.
De allí los pilotos con sus aviones fueron y volvieron varias veces, entre
ellos Cacciatore", sostiene Cháves.
Hay un testigo incomparable, el camarógrafo de Sucesos Argentinos, Carlos
de la Fuente ,
víctima del bombardeo, que a pesar de estar herido, no perdió la conciencia,
llegó a contabilizar "pilas de muertos detrás de la Casa Rosada ", con
una etiqueta atada con un hilo en el dedo gordo del pie con los datos de cada
una de las victimas. Dice lacónicamente: todo fue un pandemonium.
Siempre se trató de minimizar esta masacre, hecho aberrante y criminal si
los hubo. Hoy aparecen una serie de lenguaraces hablando y otros escribiendo
sobre el bombardeo a la Plaza
de Mayo hipócritamente; otros pidiendo resarcimiento económico para las
víctimas, toda una burla caricaturesca, cuando, durante años ni se acordaron de
ese pueblo masacrado, ni que los fusilados en León Suárez que eran trabajadores
y resistentes. Cuando se asesina al pueblo, los plumíferos y charlatanes se
hunden en el silencio. Son otras muertes. Otros, falsarios presurosos y
oportunistas, dicen, hablan, y del mismo modo, deletreando algunas frases para
no quedar fuera en este cincuentenario. Hoy olvidado momento histórico, cuando
se cumplen 52 años.
Repetimos, siempre se trató de minimizar y ocultar por derecha este hecho
monstruoso, pero no podemos callarnos y denunciar la carga de hipocresía de
algunos que detentan el rótulo de progresistas y adelantados.
Dice Roberto Bardini, en un trabajo, que los agresores huyen hacia
Uruguay, donde solicitan asilo político, eran tiempos de Battle Barres.
"Al día siguiente, el diario Clarín -que no se caracteriza por sus
simpatías peronistas- escribe: 'Las palabras no alcanzan a traducir en su
exacta medida el dolor y la indignación que ha provocado en el ánimo del pueblo
la criminal agresión perpetrada por los aviadores sediciosos que ayer
bombardearon y ametrallaron la ciudad'.
"El ataque a traición de los aviadores navales subversivos produce un
terrible impacto emotivo en la población. Durante meses no se habla de otra
cosa en los hogares de todo el país. En 'Dossier Secreto - El Mito de la Guerra Sucia -, el
periodista norteamericano Martin Andersen cita el informe de un analista de la
embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, quien describe este estupor
generalizado en un mensaje enviado a Washington a las tres semanas del
sangriento acontecimiento" continua Bardini.
La masacre de junio de 1955 costó la vida aproximadamente a 350
ciudadanos, otras fuentes más precisas sostienen 367, y a más de dos millares
de heridos, sin contar las profundas secuelas de terror que se instaló en gran
parte de la población que vivió, asistió y sufrió aquellos bombardeos
encabezados por los aviones de la marina y Aeronáutica, acción indudablemente
repudiable.
Pero la realidad posterior ocultó la masacre del 16 de junio, se conoció
más la quema de las iglesias que este momento histórico, que no sólo marcaba el
comienzo del final del gobierno peronista, sino, el recomienzo e implementación
por parte del Estado, la puesta en marcha de la maquinaria represiva.
Apareció la consigna: Cristo Vence.
Se cumple más de medio siglo de este suceso aberrante, es la inauguración
de un proceso histórico que brota de las entrañas de lo más rancio del poder
oligárquico con violencia y represión, era la ofensiva de las fuerzas de ese
poder para apoderarse del aparato del Estado: comenzaba en el campo social el
desmontaje de una formación ideológica de carácter nacional.
Luego del bombardeo, parte del pueblo salió a la calle enardecido. Perón
trató de contenerlos. En esa reacción, donde le solicitaron armas al Perón, se
cometieron algunos desmanes como respuesta a la masacre. Se cumplió más de
medio siglo y, sin embargo, la masacre sigue impune, como tantas otras aberraciones
contra el pueblo. Por eso, debe aparecer la memoria histórica, rescatar la
identidad colectiva y que estos asesinatos queden escritos en los anales de la
historia, los nombres de sus autores.
El 16 de septiembre, de ese mismo año, se termina de consumar lo iniciado
el 16 de junio de 1955; La masacre de Plaza de Mayo. Luego de la caída de Perón
vendrán los asesinatos a mansalva en José León Suárez y los fusilamientos de
junio de 1956.
Comenzaba la construcción de un andamiaje legal de un gobierno militar de
facto, con la vigencia del Decreto 4161 que preveía cárcel para todo aquel que
mostrara sus simpatías peronistas, luciera emblemas o fuera miembro de la Resistencia Peronista.
El odio de clase se mostró en la quema de todas las bibliotecas que tenían
libros de aquellos que eran teñidos de peronistas. Los 9 tomos del sanitarista
Ramón Carrillo, Teoría del Hospital son quemados, y así todo lo que había
pertenecido al gobierno peronista, como la anterior residencia presidencial que
fue devorada por las llamas. La destrucción de la Fábrica Argentina
de Locomotoras instalada en talleres Liniers fue desguazada y los prototipos de
las locomotoras Justicialista y Argentina cortadas con sopletes, entre tantos
hechos de verdadera violencia.
El gobierno militar, por presión de la oligarquía vacuna, anula la Ley del Peón Rural.
Muchos de los que participaron en el bombardeo guerniquiano a Plaza de
Mayo, luego del derrocamiento de Perón, ocuparon altos cargos en los distintos
gobiernos civiles y militares, como Zavala Ortiz de origen radical, algunos
fueron premiados colocando sus nombres a algunas de nuestras calles y al nombre
de una estación de subterráneos como Ing. Carranza, conspicuo comando civil
durante la Libertadora.
En el caso de Francisco Manrique fue funcionario en la liberadora con
Lanusse, otros como Olivieri fue premiado y el cargo fue representante ante la ONU - Organismo de las
Naciones Unidas, Vicchi, embajador en Estados Unidos de América; y en el caso
de Toranzo Calderón, uno de los responsables fundamentales de aquella matanza
fue a la España
franquista como embajador, donde mostró orgulloso el Guernica Argentino.
Una costumbre de las clases dominantes instalada en este país, con un
fuerte contenido de clase, es que casi todos los genocidas en la Argentina son
homenajeados de una u otra manera, con sus nombres señalan calles o plazas,
como Juan de Garay o Julio A. Roca, dos ejemplares genocidas, entre otros.
Varias décadas llevó instalar el tema del Guernica Argentino, miles de
muertos y desapariciones hay en esta historia, sin embargo, es bueno comenzar
por donde empezó. Porque los nombres de los aviadores son los comandantes y
principales figuras del 24 de marzo de 1976 y de los hechos posteriores.
Y en esa misma cadena de realidades, que se conectan, están todas las
violaciones a los derechos humanos y la implementación de otras formas para
dejar impune todo este largo proceso de dolor y muerte, represión y
desaparición.
Es bueno comenzar por el principio. Aquella mañana nublada y fría de junio,
un jueves, como hoy 22 North American, 5 Beerchraft, 4 Gloster y 3 Anfibios
catalina, 34 aviones en total nublaron el cielo de Buenos Aires, durante el
espacio de horas de terror, y a partir de las 12,40 y con vuelos rasantes y
asesinos, hasta entrada la tarde otoñal de junio, acumularon muertos, heridos y
desesperación. Dos décadas después muchos de estos marinos y aviadores
iniciaban el camino de la última dictadura militar.
Hoy muchos de ellos, están sindicados en las fojas enrojecidas de la
represión estatal…
Como sostiene el poeta Roque Dalton: no se puede construir nada que se
parezca a reconciliación con este "inmenso mar de mierda"…
Juan Carlos Cena y Elena Luz González Bazán
Argenpress