¿Conferencias de prensa?*
Por Alejandro Kaufman. Artículo
publicado el 3 de Agosto de 2008, en Página 12.
AUN HOY, ABSOLUTAMENTE VIGENTE.
¿QUIEN DIJO QUE LAS CONFERENCIAS DE PRENSA SON AQUELLAS EN LA CUAL LOS PERIODISTAS PREGUNTAN?... Y "LAS "RUEDAS DE PRENSA" ¿QUÉ SON ENTONCES? |
¿A qué se debe la discrepancia entre los militantes políticos
Néstor Kirchner y Cristina Fernández y los medios hegemónicos de comunicación?
Néstor Kirchner actuó como actuó en su hora respecto de los derechos humanos.
Lo que hizo no estaba en las expectativas de ningún sujeto social ni político
del espectro democrático, progresista ni de izquierda. No avisó que iba a hacer
lo que hizo. Sin duda, para poder hacerlo. No hubo conferencia de prensa. Pero
la sorpresa tiene un costo político. En el triunfo es bienvenida, en la derrota
se recuerda amargamente la falta de participación consensual. Los avances de
Alfonsín en ese sentido habían sido anunciados en su plataforma electoral. No
así los de Kirchner.
¿En qué posición
quedaron la prensa y los medios hegemónicos en relación con el nuevo escenario
que las políticas públicas de derechos humanos del kirchnerismo instalaron en
la Argentina de la postdictadura? ¡Quedaron en evidencia! Ahora ya no se trata
de unos imposibles juzgamientos de perpetradores que se seguirían implorando
por toda la eternidad.
En este nuevo escenario aquello que consiguió silenciarse
durante este último cuarto de siglo podría hacerse visible: que los medios de
comunicación de la dictadura, sus líderes empresariales, periodísticos y del
entretenimiento no han cambiado, son los mismos, permanecen en sus puestos,
dictan las agendas mediáticas y las modalidades comunicacionales, consiguieron
homologar el horror exterminador con toda clase de acontecimientos de diferente
orden. Educaron a varias generaciones de jóvenes audiencias en la idea de que
arrebatar una cartera en la calle merece la pena de muerte pero haber
perpetrado desapariciones y torturas es un asunto opinable. Que los derechos
humanos son algo del pasado. Cooptaron a intelectuales progresistas para que
escriban y comenten sus biografías personales e institucionales y los absuelvan
de sus complicidades, acciones y omisiones en la dictadura.
Lo que tenemos que
discutir en la Argentina, si nos creemos las palabras que solemos intercambiar
sobre las instituciones democráticas, es el estatuto ético-político de las
prácticas de la prensa y los medios de comunicación. Ese estatuto no depende
solamente de declaraciones y normas fundadas sobre acontecimientos anecdóticos,
por graves que sean en sí mismos. El procedimiento de la "carta
robada" oculta lo aterrador confundiéndolo con otros acontecimientos
–dramáticos– que, aisladamente, justifican diversas preocupaciones y demandas
políticas. En estos veinticinco años se han acopiado cada uno de los eventos
dolorosos, accidentales o criminales noticiables de distinta índole como
modalidades de ocupación excluyente de las agendas. Hoy no se usan en general
la censura ni la mentira flagrante sino la transparencia, la omisión y la sustitución.
Los actores
mediáticos de la dictadura quedan en evidencia porque ya no hay tantos otros
culpables sin nombrar. Innumerables archivos de toda índole atesoran sus
crímenes simbólicos y políticos. Es por ello que gritan tanto en el espacio público
y ajustan en privado las tuercas sobre los trabajadores de prensa, para que el
pasado que a ellos concierne se mantenga en el olvido. No tienen como rehenes
sólo a los trabajadores de prensa, sino también a gran parte de los actores
políticos y culturales que dependen de los medios para mantenerse en los
espacios comunicacionales.
¿Conferencias de prensa de los presidentes? ¿Cuáles,
las de Bush padre o Bush hijo? En los instantes previos a la conferencia de CFK
algunos periodistas los recordaban en cámara. Podrían haber mencionado que la
frase más horrorosa de Videla sobre los desaparecidos fue pronunciada en una
conferencia de prensa.
Hay que discutir
las agendas mediáticas, eludir las divisiones binarias tan establecidas, seguir
luchando por la memoria y por los relatos, como casi siempre. Sólo un debate
semejante podrá emanciparnos de la prensa de la dictadura.