sábado, junio 16, 2012

Bombardeos de Plaza de Mayo: Perón ¿porqué cornos no los fusilastes?


ANOTEN ANTIPERONISTAS: PERÓN, EL DEMOCRÁTICO QUE NO QUISO FUSILAR

 
Hay quienes como Evita y miles más, consideraban que, a los sediciosos del ’55 había que fusilarlos, sin más. También a los tripulantes de los aviones que bombardearon salvajemente la Plaza de Mayo aquél 16 de Junio.
Perón no quiso. Para malestar de muchos antiperonistas y gorilas, Perón era tan democrático que el fusilamiento de esos energúmenos no era adecuado.

En este sentido, José Pablo Feinmann reseña que incluso Aramburu, justificándose, tratando de relativizar la importancia del fusilamiento de Valle, les dirá, en su cautiverio, a los Montoneros que ellos –los de la Libertadora– habían hecho una revolución y en una revolución siempre se fusila.

No hay por qué sorprenderse si Castro y el Che también lo hicieron.

Es el modelo revolucionario de la Revolución Francesa.
El modelo que siempre manejaron Marx y Engels.

Discutiendo con “demócratas antiautoritaristas”, Engels se encrespa y dice: “¿No han visto nunca una revolución estos señores?
Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe: es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por el terror que sus armas inspiran a los reaccionarios.

¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día de no haber empleado esta autoridad de pueblo armado frente a los burgueses?
¿No podemos, por el contrario, reprocharle el no haberse servido lo bastante de ella?” (Marx, Engels, Obras escogidas, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, Tomo I, 1955, p. 671. Cursivas mías).

El texto es de una potencia y claridad notables. Uno lo ha citado casi ya a lo largo de los años. Tiene otros para citar. Pero, ¿para qué? Engels lo dijo impecablemente y era, además, Engels. De aquí que, por más que acumulemos lecturas, la condensada sabiduría a la que improbablemente podamos acceder algún día se encierre, se condense apenas en unas pocas lecturas.

El terror. Hasta eso acepta Engels de la Revolución Francesa. 
Eso que disgustó tanto a Hegel como a Beethoven, Engels lo acepta como parte esencial de una revolución.

¿Cómo no habría de ser duro el Che en la fortaleza de La Cabaña? 
Insisto: Aramburu, para justificarse, dice “éramos revolucionarios, teníamos que fusilar”. 

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